Los conventillos fueron característicos de nuestra ciudad en las primeras décadas del siglo XX. Funcionaron en la época en que miles de inmigrantes llegaban a la Argentina, que recibía con las puertas abiertas a quien quisiera trabajar. El progreso dependía sólo de su esfuerzo. (Esto es tan cierto, como que es la historia real de mis abuelos: el paterno llegado de España y el materno, hijo de inmigrantes italianos).Todos ellos llegaban sin absolutamente nada más que su voluntad de buscar un futuro mejor. En los conventillos se mezclaba gente de todos los idiomas y nacionalidades, principalmente españoles, italianos, judíos y árabes. Los cuartos o piezas se alquilaban por familias u hombres solos. Los baños y el comedor eran compartidos por todos los inquilinos. Estaban estructurados alrededor de uno o varios patios centrales, en los que se reunían para tomar mate, bailar una milonga, lavar la ropa. Estos patios fueron inspiración para obras de teatro que reflejaron la cultura popular: los sainetes. En una de las pinturas, aparece uno de esos típicos patios. Las otras dos muestran el interior de algunas habitaciones tan imperfectas como encantadoras: techos de chapa, algunos ladrillos a la vista, el fonógrafo, gatos, tardes de tangos y romance.
"Milonga en el conventillo", acrílico sobre tela, 60cm x 80cm, año 1994.